La campaña se prolongará hasta el 30 de noviembre. En la actualidad la vacuna es la única herramienta preventiva segura y eficaz. Vacunarse es muy sencillo. Tan sólo hay que llamar o acudir al Centro de Salud donde le informarán cómo hacerlo.
Grupos de riesgo para la vacuna de gripe estacional
- Adultos de 65 años o más.
- Menores de 65 años que presenten:
- Obstrucción Crónica del Flujo Aéreo (O.C.F.A.)
- Diabetes.
- Cardiopatía crónica.
- Enfermedad hepática crónica.
- Enfermedad renal crónica.
- Otras patologías de carácter crónico.
- Pacientes con terapia inmunosupresora.
- Mujeres embarazadas.
- Niños/as con drepanocitosis y otras hemoglobinopatías.
- Niños/as que reciben tratamiento de larga duración con ácido acetil salicílico.
- Personal sanitario.
- Trabajadores de granjas avícolas.
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La gripe es una enfermedad infecciosa y muy contagiosa que puede afectar a cualquier persona. En general es benigna, pero puede ocasionar complicaciones graves a aquellas personas con enfermedades crónicas de pulmón, corazón e hígado, y a quienes tengan diabetes. Además, las personas que ya han cumplido los 65 años y aunque no tengan ninguna enfermedad es importante que reciban la vacuna.
Es importante vacunarse todos los años ya que el virus varía de un año a otro, por lo que cada año se actualiza la composición de la vacuna.
La gripe es una enfermedad, producida por un virus, más frecuente en otoño e invierno.
Suele iniciarse de forma brusca, con fiebre alta (más de 38º C). Además, suele ir acompañada de escalofríos, malestar general, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, lagrimeo, tos… que suelen durar entre 5 y 8 días.
Se contagia de persona a persona por contacto con las gotitas que se expulsan de la boca o la nariz al toser o estornudar, y que pueden quedarse en las manos.
El virus se transmite de persona a persona, principalmente por el aire, a través de las gotitas de saliva y secreciones nasales que expulsa una persona al toser, al hablar o al estornudar y que quedan dispersas en el aire, en las manos o en las superficies.
Las personas pueden contagiarse directamente por inhalación de microgotas procedentes de una persona infectada o indirectamente por tocarse los ojos, la nariz o la boca después de haber tocado las microgotas infectadas que han quedado en las manos o depositadas en superficies.
Algunas veces puede ocasionar complicaciones (sinusitis, otitis…) o hacer que se agraven algunas enfermedades crónicas.
Las vacunas frente a la gripe son la medida más eficaz para prevenir la enfermedad y, aunque la vacuna no evita la infección en todos los casos, sí reduce la intensidad de la enfermedad y las complicaciones de la misma.
Las vacunas antigripales son de tipo inactivado, son seguras y se puede administrar a mujeres embarazadas.
Cada año el Departamento de Sanidad y Consumo y Osakidetza realizan una campaña de vacunación antigripal dirigida a personas a partir 65 años y a población que pertenece a grupos de riesgo.
Esta vacuna es eficaz contra la gripe estacional habitual que ocurre todos los años a partir del otoño-invierno.
Qué es la gripe
La gripe es una enfermedad infecciosa, producida por tres tipos diferentes de virus: A, B y C. Entre estos tres tipos, los más frecuentes son los dos primeros.
Los síntomas de esta enfermedad comienzan a manifestarse unos cinco días después de haberse producido el contagio y los más comunes son los siguientes: fiebre alta, dolor de cabeza y muscular, postración y malestar generalizado. En algunas ocasiones también se puede dar congestión nasal, dolor de garganta y tos.
Esta enfermedad puede afectar a cualquier persona. Hay colectivos, en cambio, que sufren en mayor medida las consecuencias de la gripe. Se trata de las personas mayores y de las personas que tienen otros problemas de salud (diabetes, EPOC, enfermos renales o hepáticos, etc.). En estos casos, la enfermedad puede complicarse y por ello, es muy recomendable que este colectivo de riesgo se vacune.
El virus se transmite de persona a persona, principalmente por el aire, a través de las gotitas de saliva y secreciones nasales que expulsa una persona al toser, al hablar o al estornudar y que quedan dispersas en el aire, en las manos o en las superficies.
Las personas pueden contagiarse directamente por inhalación de microgotas procedentes de una persona infectada o indirectamente por tocarse los ojos, la nariz o la boca después de haber tocado las microgotas infectadas que han quedado en las manos o depositadas en superficies.
El diagnóstico de la gripe es clínico y epidemiológico, y no es recomendable utilizar antibióticos para hacer frente al virus. Lo adecuado en el caso de tener la gripe, es llevar a cabo medidas de apoyo, es decir, utilizar antitérmicos, guardar cama e hidratarse bien.
En cuanto a la prevención de la gripe, lo más adecuado y más eficaz es la vacunación. Cabe destacar, que la vacuna contra la gripe no evita la enfermedad en todos los casos, pero de producirse ésta, es más leve y exenta de complicaciones. Esta vacuna apenas tiene contraindicaciones, la única es la hipersensibilidad a los huevos de gallina y se puede administrar a mujeres embarazadas. El Departamento de Sanidad y Consumo del Gobierno Vasco lleva a cabo todos los años una campaña dirigida a los grupos de riesgo durante los meses de septiembre y octubre.