Las ciudades exploran la creación de huertos urbanos como laboratorios de sostenibilidad. Lugares para producir alimentos, divulgar el trabajo del agricultor e, incluso, para fomentar la integración social. Solares, terrazas y azoteas de todo el mundo cambian del gris al verde.
Diferentes expertos participaron ayer en la jornada “Agricultura urbana para una ciudad sostenible”, organizada por el Observatorio de Agricultura Urbana -en colaboración con Pronatur, WGIN, itdUPM y Celale-, en la ETS de Ingenieros Agrónomos de Madrid.
Los huertos urbanos se abren hoy en las calles de La Habana, en Cuba, en las azoteas de los rascacielos de Hong-Kong -que se alquilan a los interesados- o en el Trocadero de París, mientras que en España cada vez son más habituales después de la fuerte explosión experimentada durante los últimos años.
La crisis económica y la preocupación de los habitantes urbanos por la contaminación y el cambio climático favorecen este fenómeno.
Gregorio Ballesteros, de la consultora GEA 21, detalla que en el 2000 había tan sólo 1.000 huertos urbanos (15 hectáreas), número que comenzó a aumentar a partir de 2008 -en coincidencia con la crisis económica- y, con mayor intensidad, desde 2011-2012, cuando su crecimiento empezó a ser “espectacular”.
En 2015, se contabilizaban unos 20.000 huertos (200 hectáreas) y, a su juicio, los huertos urbanos ya no son algo residual, sino que “se están extendiendo por todo el territorio”.
Estos espacios se popularizan en ciudades como Madrid o Barcelona, aunque, dada su extensión, destacan las regiones de Andalucía y Comunidad Valenciana, con el 20 % y el 16 % de todos los huertos urbanos españoles, respectivamente. Asimismo, Ballesteros incide en la implantación de huertos escolares, más de 2.000 en la actualidad, por el país.
La agricultura urbana comenzó “como un reto” para los técnicos, porque debía comenzar desde Madrid, que no era un entorno fácil por su situación, el clima y las dificultades derivadas de su sistema de comercialización, recuerda la decana del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Madrid, María Cruz Díaz.
Los ingenieros debían investigar sobre materiales más ligeros, que retuvieran agua, no inflamables, y que respondieran a problemas específicos, porque a las plagas agrícolas se suman las urbanas.
Potencial de crecimiento
El catedrático emérito y presidente de Pronatur (asociación que defiende la “naturación urbana”), Julián Briz, arguye que el 70 % de la población mundial es urbana, cifra que se ampliará al 80 % en unas pocas décadas, lo que provoca un desarrollo “anárquico”; un modelo actual que, en su opinión, no es sostenible y genera muchos residuos orgánicos y otros difíciles de reciclar.
Para Briz, los huertos urbanos permiten producir alimentos frescos que mejoran la dieta, aportan espacios de ocio y ocupación, y mejoran el paisaje, que pasa “del gris al verde”. ”Sólo en el barrio de Salamanca de Madrid hay más de 470.000 metros cuadrados de superficie disponible” y, aunque esto no quiere decir que toda pueda “reverdecerse”, pocas terrazas se utilizan.
Premios Naturación y Agricultura urbana
En el marco de esta jornada, se entregó el primer premio en el área académica de “Naturación y agricultura urbana 2016″ aAmaya Artiagoitia -por un estudio para la dinamización de la cubierta vegetal del aparcamiento T4 del aeropuerto de Madrid-.
También se reconoció a Carlos Garrido, por un proyecto de recuperación del Real Jardín Botánico de Madrid, y a Álvaro Pérez, creador de una videoteca on-line sobre horticultura.
En el área profesional, el galardón recayó en la Escuela universitaria INEA y su iniciativa de huertos ecológicos y urbanos en Valladoli