Un análisis realizado por ‘Pesticide Action Network Europe’ (PAN Europe) sobre datos de la European Food Safety Authority (EFSA), ha hallado restos de hasta 30 sustancias químicas en alimentos como la lechuga, los tomates o los pepinos, y que pueden provocar efectos «muy negativos» en la salud debido a que alteran el sistema hormonal de las personas.
Por ello, la Fundación Vivo Sano va a colaborar con la campaña informativa que PAN Europe ha puesto en marcha a nivel europeo, para concienciar a los ciudadanos y explicar cómo reducir la exposición a estas sustancias. Parte de esta campaña es la publicación de una guía para el consumidor.
«Aunque las sustancias que se han encontrado están bajo los límites legales, el consumidor debe saber que estos valores no tienen en cuenta sus efectos acumulativos ni el resultado de la combinación de todas ellas. Cada elemento es estudiado de manera individual y puntual y esto no se corresponde con la realidad», ha asegurado el director de la Fundación Vivo Sano, Alfredo Suárez.
Y es que, existe una amplia evidencia científica que vincula los disruptores endocrinos con distintas enfermedades crónicas como, por ejemplo, problemas de fertilidad, cánceres de tipo hormonal, daños cerebrales, obesidad o diabetes.
«Lo más preocupante es que estamos hablando de enfermedades cada vez más frecuentes en Europa y aunque se han logrado ciertos avances para eliminar los disruptores endocrinos de cosméticos, biberones y juguetes, la presencia de estos contaminantes en los alimentos se está pasando por alto y eso es francamente alarmante», ha explicado la responsable de la campaña, Nadia Bennich.
Por su parte, el director de la Fundación Vivo, Alfredo Suárez, ha destacado la importancia que tiene informar a los consumidores sobre estos riesgos y ha recordado que hay «muchas cosas» que puede hacer cada uno para evitar la exposición a este tipo de tóxicos.
Por ejemplo, ha proseguido, dado que la lechuga es uno de los alimentos donde se han localizado más restos de disruptores endocrinos, lo mejor es sustituirla en las ensaladas por otros vegetales de hoja verde, como las espinacas.
HAY QUE ELEGIR LOS PRODUCTOS ORGÁNICOS
Asimismo, los expertos también han insistido en la conveniencia de optar por productos orgánicos siempre que sea posible, fundamentalmente en la alimentación infantil o de mujeres embarazadas, y lavar bien la fruta y las verduras antes de consumirlas. Sobre todo, han avisado, en el caso de los cítricos –naranjas, limones, mandarinas– es muy importante pelarlos y no consumir la corteza.
La Fundación Vivo Sano ha publicado en Internet una guía para el consumidor donde se detalla qué alimentos contienen más disruptores endocrinos y cuáles de estas sustancias pueden encontrarse en cada alimento. A la cabeza de la lista de alimentos contaminados están, por este orden, la lechuga, los tomates, los pepinos, las manzanas, el puerro, los melocotones, las fresas, las peras, las uvas y los pimientos.
«Es importante saber que no hay un ‘nivel seguro’ de exposición. Es decir, por pocas trazas que encontremos de estas sustancias químicas, ya es demasiado para nuestro sistema hormonal. Si además tenemos en cuenta que en cada uno de estos alimentos encontramos una combinación de distintas sustancias, el riesgo se multiplica», ha explicado Bennich.
La normativa europea actual sobre pesticidas no contiene ningún criterio específico que defina oficialmente qué sustancias son consideradas disruptores endocrinos, y los legisladores están tardando en incorporar los nuevos puntos de vista científicos, sobre todo en lo referente a los efectos que una dosis baja de disruptores endocrinos pueden tener sobre la salud humana.
No obstante, la Comisión Europea tiene previsto resolver esta situación para diciembre de 2013. Hasta entonces, la Fundación Vivo Sano y PAN Europe continuarán desarrollando campañas activas de divulgación para prevenir a los ciudadanos sobre los riesgos de este tipo de tóxicos en los alimentos.