Según aparece hoy en un medio de comunicación, se ha confirmado lo que hasta ahora sólo era un rumor extendido en el barrio. Y es que, a pesar de que en la asociación de vecinos/as no hemos recibido denuncia formal alguna al respecto, parece que queda constatado que algunas personas han estado colocando veneno-a veces dentro de comida-en varias calles y esquinas del barrio; el cual ya ha sido retirado por parte de la Policía Local.
Tal ocurrencia iría destinada a afectar directamente a los numerosos perros que habitan en nuestro barrio, como respuesta airada de alguien cansado de los escrementos caninos no recogidos por los dueños, o disconforme con que los perros paseen sueltos, o puede que incluso de su misma presencia.
Independientemente del mayor o menor aprecio que se le pueda tener a los animales en general, y a los canes en particular, y sin ocultar en ningún momento el grado de responsabilidad que recae en los dueños de los mismos en todo momento, nos encontramos ante unas actuaciones de muy difícil justificación, y totalmente reprobables.
En primer lugar, porque a pesar de que es cierto de que todos/as deberíamos acatar las normas vigentes y garantizar la convivencia y el respeto entre vecinos/as, nadie debería tomarse la justicia por su mano; y menos de esta manera. Existen múltiples métodos de queja y denuncia si se cree que algún dueño de de mascota no está obrando correctamente. En segundo lugar, porque no debemos olvidar que el primer y último responsable de las actividades de su mascota es el propio dueño, y con estas acciones se está intentando atacar-puede que hasta llegar a matar-directamente al animal; con lo que queda en evidencia que la desafección de las/los autores hacia los perros va más allá de un mero desacuerdo con quien no respeta las normas(sea la no recogida de escrementos o el llevar al perro suelto). Y por último, y más grave, porque el responsable de estos actos directamente está incurriendo en un posible delito o al menos infracción grave. No sólo no está permitido causar daño a los animales propios o ajenos-además de denotar una preocupante falta de humanidad-, sino que con este tipo de acciones también se pone en peligro a los humanos, especialmente a los más pequeños del barrio.
Somos un barrio joven y eso se nota en la calle, como no podría ser de otro modo. Las plazas y parques están todos los días de gente con niños, con perros o con ambos; forma ya parte de nuestro paisaje característico, y eso no tiene por qué ser malo, todo lo contrario. Todos/as tenemos derecho a organizar nuestra vida como queramos, y muchos optan por hacerlo en compañía de alguna mascota.
El barrio no es de nadie, sino de todas y todos los vecinos de Zabalgana, y debemos aprender a convivir en armonía y bajo el respeto mutuo; aceptando que no puedo permitir que mi animal moleste a nadie, o que otros no puedan compartir sus vidas y disfrutarlas con una mascota. está en nuestras manos.