En muy pocos días, una semana a lo sumo, la transformación ha sido enorme. De una parcela vallada, con tierra de mala calidad y sin ningún cuidado durante meses, ha sido acariciada, cuidada, querida, y plantada con mimo para comenzar a dejar la evidencia de la huerta.
Este proyecto que es realidad, se denominó Zabalortu y se hizo grupo estable, con más pretensiones que pedir huerta para cada uno, e inclluso para el grupo, pues ha conseguido mucho más con empeño en este espacio de encuento. Durante estos días, decenas de vecinos y vecinas han ocupado este espacio, compartiendo dudas, experiencias y sobre todo mucha ilusión.
A partir de estas fotos dejamos evidencia del resultado que tanto ha costado y tanto ha supuesto para aspirar a más, dignificando el empeño y las iniciativas vecinales, así como los proyectos que un barrio como Zabalgana puede llegar a conseguir.