Los arboles producen oxigeno, necesario para poder respirar. Se calcula que 22 arboles generan la cantidad suficiente de oxigeno al día para que pueda respirar una persona.
Reducen la contaminación, de varias maneras. Por un lado purifican el aire que respiramos, mejoran su calidad con los aportes de oxigeno y vapor de agua. Para su fisiología necesitan co2 ( unas 2500 Tm/ hora de media), el cual lo toman de la atmósfera, con lo cual se convierten en unos fieles aliados en la lucha contra el cambio climático. Además en su follaje es capaz de atrapar y eliminar todo tipo de partículas tóxicas que se pueden encontrar en suspensión en el aire. Se calcula que un árbol puede absorber los contaminantes emitidos por 100 coches en un día.
Por otro lado también son beneficiosos de cara a reducir la contaminación acústicas de nuestras ciudades. Se calcula que una franja de 10m. de ancho de bosque reducen el ruido unos 15 decibelios.
Los arboles también regulan la temperatura ambiente, refrescan el aire que les rodea, pudiendo hacer que la temperatura descienda entre 3-4ºC. Esto, aparte de mejorar nuestra calidad de vida, fomenta indirectamente un menor consumo de energía, con lo que también luchamos contra el cambio climático.
También hay que destacar factores estéticos positivos en nuestro entorno que hacen disminuir nuestro estrés.
Para terminar, es importante destacar, que sin arboles las ciudades tendrían que aumentar el número de alcantarillas, de tratamientos de agua y de sistemas de drenaje de aguas. Esto es así porque los arboles hacen disminuir las corriente de agua de las tormentas, disminuyendo la erosión del terreno y el arrastre de sustancias químicas a nuestros arroyos, gracias a sus raíces y la materia orgánica que generan sobre la superficie donde viven.