El abandono de un perro no siempre es fruto de una decisión voluntaria. Puede deberse a causas de fuerza mayor, que impiden que una persona que quiere a su perro y desea continuar la convivencia con él, pueda quedarse con el animal. Los motivos más comunes por los cuales el perro tiene que abandonar el hogar son los problemas graves de salud del dueño o su ingreso en una residencia, pero la crisis económica también ha originado nuevos motivos para que esto ocurra. En cualquier caso, la separación del perro resulta muy traumática, tanto para los dueños como para el animal
Los problemas de salud graves, como las alergias crónicas que pueden provocar complicaciones respiratorias o dermatológicas importantes, son una de las principales razones por las cuales los dueños tienen que separarse del perro. Pero hay más motivos que justifican la separación del animal.
Las residencias caninas son una buena opción para problemas temporales que impiden la tenencia del perro
Uno de ellos son los ingresos de los dueños en residencias geriátricas. Según un estudio llevado sobre residencias de ancianos que admiten animales en el Estado, ningún centro geriátrico público los acepta y, en el caso de los privados, solo se detectaron tres en todo el país que permiten la convivencia.
Cuando la separación se debe a circunstancias más graves, como la muerte del dueño, los perros tienen la opción de ingresar en un albergue. Cuando hay que separarse del animal por causas de fuerza mayor, una solución puede ser dejarlo con personas de mucha confianza que le cuiden y atiendan.
Debido a la crisis económica, los problemas de paro, desahucios o personas que emigran fuera en busca de trabajo son motivos nuevos para separarse del perro.
En esta entidad se reciben cada semana un promedio de cuatro llamadas con consultas de personas que deben separarse de su animal por causas de fuerza mayor.
Residencias caninas: una solución temporal
Las residencias caninas son una buena opción para problemas temporales que impiden la tenencia del perro. Las mudanzas, estancias en un hospital o viajes pueden dificultar la atención al animal y su estancia en una residencia será la solución para que sus necesidades estén cubiertas durante la ausencia.
Eso sí, se debe elegir una residencia que atienda bien al animal. De ello depende su bienestar y felicidad. En estos casos, podemos visitar al perro para comprobar que se encuentra en buen estado y, en cuanto sea posible, llevarle de nuevo a casa, donde el perro se siente mejor.
La picaresca también afecta a las residencias de animales, que en ocasiones han tenido casos de perros que sus dueños dejaron y a por los cuales nunca regresaron.
La obligatoriedad legal de colocar al animal el microchip y las sanciones en caso de abandono son dos razones que han frenado esta práctica. Si transcurren 10 días desde la fecha prevista de recogida del perro y sus dueños no acuden, se considera abandono y la residencia puede notificarlo como tal al ayuntamiento.
Albergues y posibilidad de adopción
Los perros que ingresan en los albergues lo hacen por causas muy diversas. Algunos llegan al centro porque sus dueños no se han informado de manera correcta sobre las responsabilidades que implica tener un perro y no quieren hacerse cargo de él. Pero también hay casos que se caracterizan porque sus dueños, en contra de su voluntad, deben separarse de su mascota.
Algunos albergues tienen como norma recoger solo animales vagabundos, pero en ciertos casos recogen perros en situaciones en que sus dueños, por circunstancias que les superan, no pueden atender. De esta forma, el animal tiene la oportunidad de que lo adopte otra familia que le pueda ofrecer un nuevo hogar. No obstante, los perros que provienen de hogares donde han convivido con una familia durante más de cuatro años, sobre todo si ya tienen una edad avanzada, sufren el llamado «síndrome del albergue»: el perro se deprime y se deja morir de pena, no come, se aísla y no se relaciona con nadie.
Consejos
- Estudiar todas las posibilidades antes de optar por separarse del perro.
- La mejor opción, si el animal no puede estar con sus dueños, es encontrarle un nuevo hogar, donde se le quiera y se le cuide.
- Los albergues y residencias no son un hogar para un perro, pero las residencias y algunos albergues pueden servir como solución temporal, hasta que se recupere al animal.
- En el caso de las personas mayores, conviene recordar que los perros son para ellos una fuente de bienestar y compañía, por lo que, en la medida de lo posible, es recomendable no separarles.