El río que pasa por Ehari/Ali, el cual llevaba cientos de años llamándose Perretxin, finalmente se llenará de agua. El Departamento municipal de Urbanismo y la agencia vasca del agua, Ura, van a invertir casi 1,2 millones de euros en una ambiciosa obra (hace cuatro años se calculaba que costaba 747.000 euros) que, por un lado, va a propiciar que aumente el caudal del río y, por otro, va a liberar de carga a la depuradora de aguas fecales de Crispijana, según han anunciado en la prensa del día.
Esta obra se ha retrasado años por las derivaciones de residuos y contaminación que se filtraba desde alguna industria que no era identificada, pero que emitía ciertos componentes químicos a las aguas subterráneas. Hay que tener en cuenta que en la rotonda de La Antonia recoge las aguas residuales de los concesionarios y continúa su curso hasta la depuradora. Esperemos que no se produzcan filtraciones químicas ni contaminación del río.
A la hora de nombrar las nuevas calles de Zabalgana había topónimos que se les resistían a la concejala de cultura de entonces, Encina Serrano, al Sr. Ibarrondo de Urbanismo y a su alcalde, Alfonso Alonso, se esforzaron por evitar nombrar calles con los topónimos y optaron por utilizar otros más internacionales, sin ninguna historia y tradición en el lugar. También se atrevieron, sin ninguna verguenza, a cambiarle su nombre histórico a un río.
El Gobierno Vasco diseñó un proyecto de 13 millones de euros para desviar siete afluentes: Errekaleor, Zapardiel, Batán, Zarauna, Torroguico, Ali, y Esquível. En este contexto, la Agencia del Agua también ha pedido al gabinete Lazcoz que espere a derivar el cauce del arroyo Zarauna hacia el Torroguico, pasando por Zabalgana.