La cercanía de Garoña a muchos municipios alaveses y en particular a su capital, que se encontraría indefensa ante cualquier percance nuclear, nos lleva a recordar accidentes como los de Harrisburg (EEUU 1979), Chernobyl (Ucrania 1986) o Fukushima (Japón 2011), con sus devastadores efectos sobre la salud en caso de accidente nuclear.
La revista Biomedicine International publicaba un estudio que muestra cómo el cierre de centrales nucleares, -que elimina las emisiones radiactivas y reduce las toxinas en el medio ambiente y en la cadena alimentaria-, está relacionado con descensos significativos a corto plazo de casos de cáncer y de muertes infantiles en el entorno local.
Según estudios de la Unidad del Cáncer del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, se detectó la existencia de una tasa más alta de cáncer de estómago en personas de ambos sexos en el entorno de la central nuclear de Garoña. Asimismo, se constató que la mortalidad por cáncer de pulmón mostró un mayor incremento en las áreas en el entorno de 30 Km alrededor de las centrales de Garoña, Zorita y Vandellós I –estas dos últimas ya cerradas-. Según estos estudios, Garoña es la central nuclear en cuyo entorno se ha encontrado una tasa más alta de mortalidad por leucemia en la población de 0 a 24 años.
De estas tres centrales, sólo Garoña no ha sido clausurada de forma definitiva, ya que pretenden prorrogar su actividad hasta 2031, después de 60 años de su puesta en funcionamiento en 1971. Teniendo en cuenta que la radiactividad es acumulativa, que el resto de centrales de primera generación han sido clausuradas, que el riesgo es cada vez mayor, considerando el impacto que la reapertura de Garoña puede tener sobre la salud, procede oponerse a cualquier intento de reapertura de esta vetusta central.
En caso de accidente en Garoña, habría un efecto de radiaciones emitidas a la atmósfera que se dispersarían en función de los vientos dominantes durante días o semanas, y que convierte en potencialmente más afectados a las poblaciones y territorios más cercanos, la práctica totalidad de municipios alaveses.
Por estos y otros muchos motivos, las Asociaciones Vecinoales que suscribimos este escrito, nos sumamos al llamamiento de la Iniciativa Araba sin Garoña e invitamos a la ciudadanía a acudir a la manifestación que se celebrará el sábado 11 de junio para exigir el cierre definitivo de la central nuclear.