Las ciudades encierran parte de su identidad en el gris del hormigón, el asfalto o las persianas metálicas de los comercios. Forma parte del trato que los ciudadanos tienen con el lugar que les acoge y, en cierto modo, algo del encanto urbano reside ahí. Sin embargo, esas cláusulas no impiden que la lucha de las personas por derrotar al gris también sea legítima.
El próximo domingo, el madrileño barrio de Malasaña tiene verbena de colores. «Veíamos las calles de Malasaña muy grises, algo que no se correspondía con el espíritu vitalista de la gente del barrio, desde el pescadero de turno al artista, el moderno o el vecino de 80 años», explica Antonio Pérez, director del medio Somos Malasaña e impulsor de la iniciativaPinta Malasaña junto a Madrid Street Art Project.
Pinta Malasaña quiere que comercios y vecinos participen y vean la transformación del barrio a través del arte urbano. 100 artistas intervendrán más de 100 cierres de comercios el 17 de abril en una iniciativa que replica la que ya hubo en 2011. «Cuando se lo propusimos a comercios y vecinos en aquel 2011 no lo veían muy claro. Malasaña está comida por los ‘tags’ de los grafiteros y, para ellos, esto era dar cancha al ‘enemigo’. Sin embargo, cuando hemos vuelto a retomar la iniciativa, todo el mundo se acordaba de la anterior y no ha hecho falta convencer a nadie», cuenta Pérez.
La selección de artistas es la parte correspondiente a Madrid Street Art Project. «Necesitábamos un socio artístico, que controlara el mundo del arte urbano y en eso MSAP son los que más saben de todo Madrid. Les llamamos y enseguida llegamos a un acuerdo», señala el director de Somos Malasaña.
Los organizadores dicen que entre los elegidos se encuentran artistas de primer nivel con trayectoria de calle, pero también ilustradores, diseñadores gráficos y pintores de estudio, que tendrán la ocasión de estrenarse en esos atípicos lienzos. Nombres como Pablo Burgueño, Sebastián Cue, Parsec!,Elienígena, Rafa Bertone, Virginia Montesinos o Pablo Hablo serán algunos de los encargados de colorear «una jornada cultural y festiva única y efímera».
Además de la jarana de brocha y pintura, habrá actividades paralelas en la Plaza del Dos de Mayo como pinchadas de algunos de los DJs que ponen banda sonora a las noches malasañeras, propuestas para niños o la intervención sobre 83 bolardos en la Galería de Robles.