El consumo de calefacción de una vivienda, dependiendo de su emplazamiento, características constructivas e instalaciones, puede suponer hasta un 46% del gasto energético total.
Una adecuada regulación de los equipos, la corrección de nuestros hábitos diarios y, por supuesto, la mejora de elementos constructivos e instalaciones, puede dar lugar a un importante ahorro energético y económico, contribuyendo a reducir las emisiones de dióxido de carbono de nuestro inmueble.
El arquitecto Francisco Javier Avilés Montes, profesor de la Universidad Europea, ofrece 10 consejos para conseguirlo:
1. Optimice la temperatura de ambiente: Un intervalo de temperatura de 19 a 21ºC es, por lo general, suficiente para conseguir una situación de confort. Si dispone de sistemas de regulación, como por ejemplo válvulas termostáticas en los radiadores, puede conseguir ahorros importantes reduciendo la temperatura de las estancias no utilizadas durante el día, como los dormitorios, a un valor de en torno a 17ºC. Tenga en cuenta que aumentar la temperatura de ambiente en 1ºC implica un incremento de consumo de, aproximadamente, un 7%.
2. Adapte la programación horaria a su perfil de uso: Si dispone de termostatos programables, podrá disfrutar de un ahorro reduciendo la temperatura de ambiente hasta los 15ºC en los periodos del día en los que la vivienda está en desuso, y fijándola durante la noche en un valor de entre 15 y 17ºC. Por lo general, especialmente en viviendas con sistemas constructivos pesados y por ende con gran inercia térmica, la relación ideal entre confort y consumo consiste en la aplicación de estas estrategias, y no en desactivar completamente el sistema de calefacción.
3. No ventile en exceso: Abrir las ventanas de una estancia durante 5-10 minutos suele ser suficiente para renovar la totalidad del aire interior sin apenas enfriar paredes y muebles, requiriéndose posteriormente un aporte energético para simplemente calentar el aire proveniente del exterior, con el ahorro que esto supone. A fin de minimizar pérdidas de energía innecesarias, conviene desactivar la calefacción al llevar a cabo estas tareas. No olvide que en viviendas proyectadas después de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación (2006), la ventilación se realiza de forma automática y permanente, las 24 horas del día, sin necesidad de abrir las ventanas.
4. Reduzca las infiltraciones de aire no deseadas: Verifique la estanqueidad de sus carpinterías, rejillas, conductos, cajas de persiana y demás elementos susceptibles de permitir el paso no deseado del aire. Garantice su sellado y cierre el tiro de la chimenea cuando ésta esté en desuso.
5. Favorezca la difusión del calor de sus emisores: Nunca cubra los radiadores, coloque elementos a escasa distancia de los mismos, ni disponga de alfombras u otros elementos aislantes sobre el sistema de suelo radiante, pues esto dificultaría el calentamiento de la estancia. En el caso de los sistemas de radiadores, además, podría implicar lecturas erróneas de las válvulas termostáticas y consiguientemente dificultades para alcanzar una situación de confort térmico en la estancia.
6. Mantenga adecuadamente su instalación: Un mantenimiento preventivo, además de aportar seguridad, permite ahorrar energía. Aparte de revisar los equipos de producción térmica, es fundamental comprobar el estado de las redes de distribución, así como de los elementos emisores, purgando los radiadores al menos una vez por temporada, antes del inicio de la misma.
7. Minimice las pérdidas nocturnas a través de los huecos: No olvide cerrar sus persianas o contraventanas durante la noche, así como correr los visillos o cortinas (siempre sin cubrir los radiadores). De esta manera, conseguirá reducir, tanto las pérdidas de energía, como las infiltraciones de aire frío a través de las ventanas.
8. Maximice las ganancias solares a través de los huecos: Durante el día, especialmente en orientaciones sur, sureste y suroeste, es fundamental garantizar que la mayor cantidad posible de radiación solar penetre en el interior de la vivienda. Así, disfrutaremos de un aporte gratuito de energía, o lo que es lo mismo, de una reducción de la energía que deberá aportar el sistema.
9. En instalaciones centralizadas, controle el consumo individual: Instalando equipos de medida individuales es factible obtener ahorros de calefacción de hasta un 25%. Empleando estos sistemas, el reparto de gastos se realiza en base al consumo real de cada usuario, en función de su programación y temperaturas de ambiente, y no simplemente en base a su cuota de participación en la comunidad de propietarios.
10. Apueste por la rehabilitación energética: La mejora de la envolvente térmica de un inmueble (fachadas, cubiertas, suelos, ventanas, etc.) puede implicar una reducción considerable de su demanda energética, y consiguientemente de su consumo. Por su parte, la mejora de la eficiencia de los equipos instalados, la incorporación de sistemas de energía renovable, así como el empleo de fuentes de energía alternativas, pueden llevar a consumos y costes energéticos muy inferiores. Mediante la certificación energética de su inmueble, podrá cuantificar su demanda, consumo y emisiones, obtener medidas de mejora adaptadas a sus necesidades y posibilidades, cuantificando el potencial de ahorro existente e incluso el periodo de amortización. Disponer de una vivienda eficiente, con certificado energético en vigor, permitirá a partir de 2016 disfrutar de reducciones de hasta un 20% en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), y en la actualidad, muchas Comunidades Autónomas facilitan ayudas para rehabilitar energéticamente los edificios.
Fuente: Francisco Javier Avilés Montes, Univ.Europea (Ambientum)