Hemos sido invitados por el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento a participar en una dinámica de grupos de trabajo para llevar a cabo un estudio de seguridad ciudadana desde el punto de vista de las mujeres. Una vez allí, hemos podido comprobar que ni la perspectiva de género ni nuestras aportaciones como movimiento vecinal han estado presentes en los grupos de trabajo. Las sesiones no han finalizado pero desde la asociación podemos atisbar que la dirección de este diagnóstico se orienta más hacia el análisis de la seguridad ciudadana en general, basado en las experiencias y aportaciones con las que a nivel particular contribuyen los participantes, que hacia una investigación de los puntos de los barrios que pudieran resultar comprometidos para las vecinas de esta ciudad. Y es que empezando por la denominación de “Diagnóstico Social de Vitoria-Gasteiz” se olvida de introducir cualquier alusión al género femenino.
Hoy por hoy, si nos centramos en nuestro barrio de Zabalgana, podemos detectar indicadores de inseguridad como la mala iluminación, edificios con portales y soportales cargados de puntos ciegos, amplias zonas de parcelas vacías (sobre todo en sectores que aún se encuentran en proceso de edificación), falta de teléfonos públicos, … Estos factores hacen que las mujeres que habitamos este barrio nos veamos obligadas a no poder ser autosuficientes en aras de evitar situaciones que nos pongan en peligro. ¿Por qué somos las mujeres las que tenemos que inhibirnos hasta el punto de coartar nuestra libertad cuando es el Ayuntamiento con su diseño urbanístico el que ha provocado esta situación y por tanto, el que debería poner solución a la misma? Y sobre todo, ¿por qué en vez de deshacer lo mal hecho el Ayuntamiento no hace uso de ese recurso tan preciado que es la participación ciudadana “real” y trabajamos para no repetir los errores y prevenir situaciones que pueden evitarse?
Por todas estas razones, invitamos al Ayuntamiento a que reflexione sobre la necesidad de una profundización en el tema desde la perspectiva de género, y sobre todo con la estrecha participación de los colectivos feministas, los cuales aportarían una amplia experiencia en la materia para evitar que el objetivo de localización de los puntos negros de nuestro entorno urbano se diluya en un estudio más sobre seguridad ciudadana demasiado generalista.