Entidades que trabajan en el consumo responsable y organizaciones feministas presentaron ayer las conclusiones de un estudio que pone de manifiesto las violencias machistas que surgen en el consumo de productos domésticos, de estética y hasta en la movilidad urbana. Están tan interiorizadas, según destacaron, que cuesta detectarlas.
La ONGD Setem presentó ayer en Bilbo las conclusiones del estudio “¿Consumimos violencia?”, un análisis que refleja que «las violencias machistas en el consumo están naturalizadas, interiorizadas y asumidas como normales», por lo que son difíciles de detectar.
La investigación se ha realizado a lo largo de un año con la participación de entidades como Mugarik Gabe y Oreka Sarea y la organización de sesiones de trabajo y de reflexión, además de 500 entrevistas telefónicas en la CAV, y se ha centrado en tres ámbitos de consumo: el doméstico (productos de alimentación y del hogar), el personal (productos de cosmética, textil, tratamientos…) y el público (movilidad en los municipios).
En su presentación ayer en Bilbo, María Viadero (Mugarik Gabe), Laura Madonato (Oreka Sarea) e Iratxe Arteagoitia (Setem) extrajeron algunas pinceladas de las conclusiones de este análisis, que puede consultarse en la página web de Setem Hego Haizea. Con respecto al ámbito doméstico, destacaron que el sistema, «amparado por un aparato publicitario que muestra a la mujer como responsable de la compra y del hogar, perpetúa los roles de género y la división sexual del trabajo», y aportaron un dato: «el 64,4% de las mujeres encuestadas asegura ocuparse en solitario de las tareas de limpieza y alimentación, frente a un 28,5% de hombres.
Llaman la atención sobre el «estrés, cansancio y malestar» que puede llegar a generar «el gasto energético que supone cumplir con la triple jornada laboral (trabajo, casa y familia)» y por la presión que se ejerce para que cumplan con algo que se considera su «deber», así como por la «falta de reconocimiento social existente en torno a las tareas reproductivas». Otro dato al respecto, un 55,25% de las mujeres está más preocupada por cuidar al resto de los miembros del hogar que a sí mismas.
El informe destaca, asimismo, la violencia psicológica que sufren las mujeres, especialmente las más jóvenes, como consecuencia de la falta de aceptación del propio cuerpo y la imposibilidad de alcanzar un modelo de femineidad, y se centra también en el análisis del urbanismo, en el que advierte cuestiones como la pérdida de espacios públicos gratuitos de socialización, lo que reduce posibilidades de encuentro para los colectivos con menor poder adquisitivo.